Obesidad

 

Definida como un exceso en la acumulación de grasa corporal; frecuentemente comienza en la niñez y en este caso la posibilidad de ser un adulto obeso es tres veces mayor que cuando un niño tiene una cantidad de grasa normal. Además de que la presencia de obesidad en un individuo está asociada a hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemias y enfermedad cardiovasculares, hay que agregar los factores psicológicos relacionados con baja autoestima, discriminación, burlas y poca atracción por la actividad física, que llevan tanto al niño como al adulto obeso a la inseguridad y aislamiento.

Si bien la relación causal entre obesidad, salud y enfermedad no está completamente establecida, estudios epidemiológicos muestran que en los adultos la obesidad se asocia a un aumento de los índices de mortalidad y constituye un importante factor de riesgo de hipertensión, diabetes y cardiopatía coronaria.

La distribución de la grasa corporal es un factor importante a considerar; ya que es la obesidad androide, propia del hombre y la mujer pos-menopáusica, la que se asocia a complicaciones metabólicas (obesidad). En el estudio de Framingham se concluyó que si una persona está en su peso óptimo tiene un 25% menos de posibilidades de presentar enfermedad coronaria y un 35% menos de presentar insuficiencia cardíaca y accidentes vasculares encefálicos (obesidad).

El perfil de obesidad en Chile es particularmente alarmante, ya que muestra un rápido aumento en los últimos años; en 1992 un estudio encontró un 20,7% en hombres y un 34.4% en mujeres; donde el nivel socioeconómico juega un rol importante, encontrándose mayor obesidad en las mujeres de estrato socioeconómico bajo y en varones de estrato socioeconómico medio. (Rozowsky, Arteaga,1996).

Para que exista un incremento de la grasa corporal se requiere un balance energético positivo, el cual puede deberse a una mayor ingesta y/o a un menor gasto. En éste contexto, el grupo que presenta mayor obesidad, presenta la mayor prevalencia de sedentarismo ( 90.5%) y corresponde al grupo de mujeres. (Rozowsky y Arteaga).

 

Ejercicio y Salud

 

En nuestro país la principal causa de muerte son las enfermedades cardiovasculares, con un 29% del total de muertes, cuyo mayor porcentaje ocurre en el grupo etario entre 35 y 74 años, donde los varones tienen tasas dos veces más alta que las mujeres.

De todos los factores que afectan positivamente ésta patología, como son el dejar de fumar, controlar el peso y mejorar los factores nutricionales; la actividad física ha sido descrita como la intervención que más favorece el cambio en el estilo de vida y la prevención de los factores de riesgo cardiovascular. (Raffo y Venegas1997).

Las evidencias aportadas por estudios realizados en países desarrollados, permiten concluir que la actividad física regular puede ayudar a prevenir y corregir la obesidad, aún cuando el individuo obeso no alcance un estado nutricional normal. (Albala, Díaz y Uauy).

 

El tiempo "gastado" en hacer actividad física se correlaciona inversamente con el nivel de grasa acumulada y esto tiene que ver con que la utilización del sustrato energético depende de la duración y de la intensidad de un ejercicio. Así en la 1È hora de un ejercicio de intensidad ligera a moderada (entre un 40% y 65% del VO2máx), las fuentes energéticas son aportadas en alrededor de un 50% por los lípidos, en la 3È hora un 70% es aportado por las grasas, es decir mientras más prolongado un ejercicio mayor consumo de grasas.

 

El otro factor en juego para realizar una actividad física útil desde el punto de vista de la obesidad es la intensidad del ejercicio; el ejercicio de intensidad ligera a moderada es el que utiliza los ácidos grasos del plasma liberados desde los depósitos grasos. Así el entrenamiento en estos niveles de intensidad ejerce un profundo efecto sobre el metabolismo de los lípidos aumentando la liberación y utilización de las grasas.

 

Dislipidemia y Ejercicio

 

La obesidad androide coexiste frecuentemente con otros trastornos metabólicos, como hiperinsulinemia, intolerancia a la glucosa, e hipertrigliceridemia ( a estos cuatro factores en conjunto se les denomina el cuarteto de la muerte o síndrome X), además se asocia a colesterol HDL bajo. (HA: normas técnicas)

Manejar este síndrome significa manejar adecuadamente la obesidad; se conoce que las células adiposas abdominales son metabólicamente más activas y responderán más rápido a una alimentación más equilibrada y al ejercicio. El ejercicio aeróbico tiene una triple acción: promueve la baja en el peso, eleva el colesterol HDL y reduce la hiperinsulinemia.

El colesterol HDL, el denominado "colesterol bueno", debido a su efecto protector, realiza un transporte reverso de colesterol desde el lumen arterial hacia el hígado, donde es incorporado y excretado por la bilis. Se ha encontrado valores más altos en atletas de resistencia y existe acuerdo en que el ejercicio provoca cambios metabólicos que proporcionan un mayor sustrato para la formación de colesterol HDL.( Mc Ardle, 1996).